14 febrero, 2007

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Te doy mi mano pura, limpia, lavada en las olas del mar de mi tristeza que te aguarda, te la doy libre del deseo de una piel que no sea la tuya. Te doy mi mano para que la conserves en las tuyas, en el refugio blanco de tus palmas, tras el pestillo de tus dedos entrelazados... tus dedos que regalan nueces a las ardillas. Toma mi mano, cura sus nudillos roidos, sus falanges rotas que le impiden el vuelo, persuádela de negociar la paz con tu ausencia y de no volver a golpear el rostro de tu abandono.

Te doy mi mano porque en ella espera, callada, la caricia paciente que te tocará en los labios, que caminará de tu nariz el canto y amará tus cejas y tus párpados; porque en mi mano hay música que espera nacer de las cuerdas de tu pelo suelto y largo, que existe libre en mis ficciones lejanas, que se esparce y se divulga sobre la sábana blanca de mis letras imposibles; porque en mi mano existo y con mi mano amo; porque un día, sin verla venir, tu boca hirióme el alma en un impulso impostergable, golpe mortal, ahi, por donde hoy corre libre el rio lento de mis lágrimas, en el hoy sombrío y descuidado jardìn de mi mejilla, tu beso, me tocó.

Tómame, llévame por el laberinto de esta espera, en esta noche en la que llueve melancolía y leve
brizna el tiempo lento.

3 comentarios:

Juan Pablo dijo...

Hermano:

No hago aquí más que un resumen de mis comentarios. Tus letras siempre conmueven y hacen partícipe, es como si quien leyera tuviera que cantar al unísono tus canciones. Por otro lado, y sin recriminar, la ida y vuelta sobre la misma idea casi se convierten en un prejuicio valorativo.

Gracias por la lectura.

JP.

NAHUAL INSANE48 dijo...

Siempre tan delicado en los detalles, y conmovedor en expresar un sentimiento, no sé si ajeno, o externas una condición de esperanza inalcanzable.
De lo que estoy seguro es que brindas una reflexión: ¿Cómo estamos frente a un gran amor?

Como siempre, no lo sé de cierto.

Agradezco tus invitaciones a este tipo de reflexiones.

Saludos!!! Un abrazo bro.

Leo dijo...

Un sentimiento y el rostro de unas manos lejanas, quizá en algún momento tuyas o contigo, que me envuelven en la nostalgia de un amor pérdido y con el tiempo diluído.

La recurrencia del tema me plantea una pregunta: ¿Es preciso mantener vigente el recuerdo de quien no está?

Lo dejo sobre la mesa.

Saludos y un abrazo!

Leo

 
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