12 enero, 2008

Medianoche



Es sabido que en días tranquilos
al mar, para ser mar,
le falta el viento

el mundo habla a diario
sobre la inminente necesidad de la noche
para que el día sea considerado eterno

es cosa común que el grande busque al chico
y que éste busque, a su vez, al mediano
para acabar, al fin, todos en un árbol o tendidos en el piso

es tan natural, incluso lógico,
que los sonidos de las letras ante tus ojos enmudezcan
(¿acaso no lo habías pensado?),
y tan cierto que los ciegos,
hartos de las sombras,
contemplen las estrellas,
que me resulta incomprensible,
sencillamente inexplicable,
que me interne en el tren de medianoche
a un lugar cuyo destino
no sea otro que tus sueños

Leo Cerezo
 
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