25 septiembre, 2006

¿Náufrago o Navegante?


“…cuando dios o pichuco o quien sea
toma entre sus manos la vida bandoneón
y le sugiere que llore o regocije
uno siente el tremendo decoro de ser tango
y se deja cantar y ni se acuerda
que allá espera
el estuche.”
Mario Benedetti


Cuánto cuesta soltar las amarras. Cuán duras las cuerdas. Qué anudadas ataduras. Tan aprisa corre la vida cuando no le dejo un breve instante que lento duele cada nervio al mirarte. Duele que la ropa toque la piel y que el aire roce los pulmones. Cómo puede uno dejarse ir al abismo de un corazón que no te espera. La reflexión lacera. El temor tortura. Atrapado condenado vacío: presente futuro pasado.

Sucede que desde donde estoy, atisbo el mar que invita a navegar en cada arrebato de su oleaje pero detiene en cada pausa de su brisa. En tus besos no hay más que bienvenidas pero en tu voz apenas amor mal humorado. Cuánto duele zarpar para surcar tus abismos si mi embarcación no tiene más destino que el naufragio, patria también de los vagabundos.

Pero también es cierto que la arena quema más cuando el sol tímido se asoma. Sentencia de vida que nunca condena. No soy más suicida que la abeja, ni tengo más que una sola batalla. Las islas, otrora desconocidas, están en los mapas por causa de héroes que el mar ha protegido bajo su manto y guardado sepulturero. Las grandes historias son siempre amorosas leyendas.

Así que no me dejaré bueno hueso alguno. Ya he conocido a mi verdugo, a ese asesino, el único ejecutor de mi condena: la reserva, la tibieza. Sólo la trivial indiferencia podrá robar y arrebatar el flujo de mi sangre, el dolor de mis huesos, el calor de mi carne, el color de mi tiempo, el juicio de mis sesos. Ni la tristeza ni el odio ni la razón ni el olvido ni la coraza ni la soberbia.

Sin reservas me adentro a navegar. No se si busco puerto o naufragio. Pero la mar será el hogar de mis canciones y la calle de mis sentimientos. Si ya me ha arrebatado un trozo de razón, si ya he perdido las certezas en su nombre, si ya corre por mis venas como hilito de dolor, si se mete fría por los poros hasta apolillarme los huesos, sería un inevitable fracaso renunciar a vivirla.

Ya veo cómo se queda atrás el muelle, se alejan los faros que entonces alumbraban los pasos de mi suerte. Ahora no tendré más lugar que la cubierta de un barco para las caminatas. Pero no habrá límite en los destinos que alcance mi nave. Se aleja el muelle y se me entumen nerviosas las manos. Se pone el corazón muy rojo. Se deshacen los conjuros y el cielo se torna blanco. El mar también es un libro abierto. El sol es un observador atento. Soy un jaranero que apenas conoce su instrumento. Soy sangre que apenas se reconoce.

Cuánta aurora, qué veneno, qué coraza, qué hazaña, qué capítulo. Sueño en levantar una casa, para nosotros, desnudos de palabras. Y sólo tengo palabras desnudas. Cuando se tiene, como te tengo, una jarana enfrente, se mira en cada cuerda una vida, en cada nota una historia. Así miro cada uno de tus lunares y disfruto cada uno de los recuerdos que no cuentas pero dibujan el rostro que ahora quiero.

Pido perdón por el tono optimista de mis palabras, entiendo que sugieren que creo en el mundo. Sólo quiero decir, en mi defensa, que cuando estoy en alta mar, corriendo hacia la muerte como un grito hacia el eco, cuando sólo por las noches y con las estrellas me reconozco en el mundo; es decir, cuando ella está a mi costado, cuando sus brazos me abrasan compañeros ardientes, cuando estoy a su lado, el mundo parece más joven, dan ganas de ver hacia delante, es inevitable apresarse en la ilusión y el devaneo. Cuando se está en alta mar no hay pero que valga ni condena que alcance para abrazar al mundo. La historia no ha terminado de escribirse, nos recuerda.
*** Original de Abracadabra...

4 comentarios:

Juan Pablo dijo...

Simplemente para enfatizar y festejar la explosión del sentimiento. Increíble la forma en la que desgarras el argumento, casi el correr de una lágrima, la superación de la caída, un beso para consolar.

Sin duda, Abracadabra era un nombre que queríamos volver a leer, un sentimiento que queríamos volver a sentir, una pluma de la cual queríamos volver a quedar prensados.

Saludos, JP.

Anónimo dijo...

Me enredé en las velas de la embarcación y en el día no pude sentir el sol y en la noche el frío me impidió ver las estrellas...
El navegante/náufrago del sentimiento,del contacto...ermitaño en los mares...prófugo del dolor...preso de la libertad... anclado a la idea ... navegas en ríos y risas ensangretadas empujado por latidos constantes y sonoros, con hilos de sangre que toman el lugar de las amarras...
Siempre distante de la literalidad, tan apegado... al acto de magia, Abracadabra: el ilusionista que aparece y desaparece emociones, sentimientos...

NAHUAL INSANE48 dijo...

me suscita una entrañable melancolia, dulce melancolia, hay vueltas que me dan la impresión de tu naufragio y me sorprende que no encuentres algunos pocos mas naufragos de este mar.

la idea de tener palabras desnudas, me produce envidia, son pocos quienes las brindan.

"soy sangre que apenas se reconoce" , el reconocimiento es por un descubrir ilimitado, o negación vigente de lo completo?

gracias, Abracadabra.

salud y buena vida!!!

Vicente Navarro dijo...

Hace algún tiempo vi con tristeza que Abracadabra tiró una botella al mar de la "reserva", de la "tibieza". Dentro iba la impetuosa juventud de su pluma y la belleza de sus letras...

hoy veo con agrado que esa botella ha vuelto al remitente.

 
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