16 septiembre, 2006

Amnesia

Cuando entró al cuarto y vio aquel cuerpo desnudo, abierto desde la vagina a la garganta, los intestinos regados por la cama, un olor a sangre, sexo y mierda... no supo qué pensar.

Un segundo.
Dos segundos.

Era su esposa. El hijo de puta que la mató había dejado intactos sus hermosos pies. El resto, era incomprensible.Viendo aquellos pies perfectos, blancos, bellísimos, recordó cuanto le gustaban. Se arrodilló para besarlos.

Salió del cuarto, tomó las llaves del auto y, antes de salir, dejó el cuchillo cebollero sobre la mesa del comedor. No se había equivocado: los pies eran lo único que valía la pena de esa puta.Pudo probar el sabor de una lágrima que había recorrido su mejilla hasta meterse por su incontenible sonrisa... Ahora recordaba todo

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Chingón. Perdona mi vocabulario florido pero no encontré palabra más adecuada.

NAHUAL INSANE48 dijo...

es cuando lo leo que recuerdo, en donde radica la belleza , en la simpleza de la grandeza. TODA UNA CHINGONERÍA jejejeje

Matizz dijo...

Los pies de la puta eran lo único que valia la pena...porque los usaba para marcharse...

jeje que te parece?
jiji a mi como dicen los lectores anteriores me parecio UNA CHINGONERIA este post.

Juan Pablo dijo...

¿Qué puedo decir? es un thriller tarantinesco: vísceras y sexo, el olor casi se percibe cuando nos dejas entrar en la habitación. El detalle de los pies, también magnífico.

Bravo!!!

Anónimo dijo...

ya se lo que voy hacer la proxima que tenga uno de esos cebolleros en la mano.. jejeje

 
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