06 marzo, 2007

Oda al fracaso (por Abracadabra)

Antes me sentía cuenta cuentos, contaba historias. De pronto tenía esta intención de crear realidades alternas, diferentes, escenarios que sólo cabían en la imaginación de un juglar. Entonces me sentí músico y cuenta cuentos, así que muté en trovador, escribí canciones, trataba de crear armonía entre tonadas y versos, trataba de decir cosas que necesitarán el calor de las notas de mi guitarra, y trataba también de encontrar las notas adecuadas para arropar mis palabras, trataba de hacer poesía. Y fue entonces cuando me sentí poeta. Escribí entonces poemas.

Después de todo, nunca sirvieron mis palabras para que vivieran mujeres y hombres que hicieran fuego, construyeran casas, comieran pan, se repartieran la luz, y en el amor, unieran relámpago y anillo. Apenas alcanzaban mis palabras para tratar de elaborar un sencillo retrato de mi mismo. Me di cuenta que mis cuentos sólo eran la llana descripción de la realidad que siempre he habitado, que mis canciones no eran sino los deseos de un equilibrio desencontrado, que mi poesía sólo era la pretensión de reinventarme.

Así que dejé de contar historias, dejé de escribir canciones, dejé de hacer mi poesía. Y aquél que ya no hacía cuentos ni canciones ni poesía se dedicó a hacer historia, a cantar canciones, a vivir poesía. Y así fue, más o menos, que decidí estudiar Ciencia Política, que me abandoné a la trova, que me arrojé a convertir mi vida en una gran poesía.

Resulta que la realidad me enseñó que la Ciencia Política no era sólo un instrumento sino también un fin. Vino la vida y me dejó una lección: la trova no es la canción inteligente sino una manera más de cantar. Y vino la salada vida y me instaló el tenso debate entre lo deseable y lo posible, entre lo infinito y lo visible ¿Si haremos historia qué historia?

En fin, las carreteras ya tenían principio y fin. El arrojo tenía sus límites. Al deseo lo acorralaban cercas, alambradas. Y así, sólo me fue quedando el alambique. Era poético, era histórico, hacía poemas, hacía canciones, hacía historias, inventaba cuentos.

Entonces me di cuenta que algo había quedado de mí aún sin todo eso que había habido. Quedaba el que encontró en los cuentos su vida, el que halló en las canciones sus sueños, sus recuerdos, el que buscó en la poesía su existencia, en la belleza su esencia, en las palabras su historia.

Y llegó Mónica.

Y ser yo ya no fue tan difícil: se me desengrasaron los ejes de la carreta. Se soltaron las alas, se acercó el cielo y el mar se quedó quieto. Y al compás de las viejas canciones, de las olvidadas poesías, de las autobiográficas historias, el mar se agitó, el cielo tronó, la tierra se abrió, las venas se hincharon, la piel se tensó, el corazón vapuleó mi pecho. Y el amor se quedó.

Y ser yo ahora es incluso fácil. Ya no invento historias, ya no me describo con cuentos que intentan ser de otro planeta, ya no escribo canciones, ya jamás hago poesía. Pero ahora soy historia, soy poesía, soy canción, soy un cuento de otro planeta.

Y ahora ser yo teniéndola lejos es más difícil. Ahora me enfrento a lo que de pronto no veía. Pero ser yo también es más fácil. Porque la veo en las veredas que debo tomar, porque me alumbra en la noche, me llena de paz, me enciende la vida.

Ahora, incluso lejos -aunque no tanto- me siento satisfecho porque soy un hombre que con una mujer hacemos fuego, construimos casas, comemos pan, nos repartimos la luz, y en el amor, unimos relámpago y anillo.

Y estoy satisfecho de retomar a Neruda para pedir que perdonen, señores, que interrumpa este cuento que les estoy contando y me vaya a vivir para siempre con la gente sencilla.

5 comentarios:

Juan Pablo dijo...

Estimadísimo Abracadabra: antes que nada, qué bueno es saludarte en este espacio, congratulando tu regreso a este rincón de letras. Sin ánimo de historiador o, peor, de orador, me parece que tu salida de este espacio nos había dejado un hueco: el hueco que se dscribe a sí mismo como vivencial, autorreferencial, emotivo hasta que a veces pareces lastimero, sensible mientras esbozas ideas del más alto rigor. El hueco se vuelve a esparcer en el Burdel: ha quedado impregnado del sabor de unas letras que hablan mientras sostienen la vida misma de una persona. No tengo más que decir al respecto de tu regreso.

Sobre la obra que en particular nos dejas sobre la mesa, creo que basta conocerte para admirar tu sinceridad. Un solo comentario dejo sobre la mesa: la ortografía entorpece la lectura de lo que yo sentí como un pedazo de confesión, una entrega sin tapujos ni mentiras.

Gracias por compartirlo!

JP.

Vicente Navarro dijo...

Es un gusto volver a compartir este espacio con Abracadabra, aunque, como siempre, necesite de intermediarios para publicar sus textos jajaja! Prometo resolver ese problema pronto.

Como Juan, celebro esta invitación qeu siempre haces, por medio de tus letras, a entrar en la "casa" que ahora construyes junto con Moni...

"Y ahora ser yo teniéndola lejos es más difícil. Ahora me enfrento a lo que de pronto no veía. Pero ser yo también es más fácil. Porque la veo en las veredas que debo tomar, porque me alumbra en la noche, me llena de paz, me enciende la vida"...

Pues cómo no!!! Si mi amiga es un mujerón!!!

Saludos !!

NAHUAL INSANE48 dijo...

¡BRAVO!, sin pena, ni dolor, con amor y alegría , el reconocimiento escrito de una vida, de un sentimiento, de un hombre que ama a su mujer.

Gracias por esta publicación, gracias por compartir. Un gran abrazo!!!

Leo dijo...

Abracadabra:

Bienvenido de regreso! Ya se te extrañaba. Me agrego al coro que celebra tus letras y el romanticismo en él, sin embargo no puedo decir que sea un texto que, en lo personal, me llene.

Me queda claro que el texto no pretende convencerme pero me brinca la idea de que eres tú mismo quien quiere convencerse.

Creo que siempre hay algo más por hacer, algo más por vivir, algo más por sentir...con ello no condeno al amor que madura y se asienta, el cuál me parece sumamente deseable, sino a la sensación que me dejaste del abandono de aquello que te constituía.

Espero que tu ida "hacia la gente sencilla" sea más un prestamo literario de Neruda que una afirmación de conformidad con lo que hoy eres,piensas, tienes,...

Me dejas muchas más dudas que antes pero de cualquier forma considera este tu hogar, tu espacio, y, a nosotros, tus hermanos.

Un abrazo,

Leo

Anónimo dijo...

agradezco los comentarios y sobre todo, la calurosa bienvenida.
A Juán debo decirle que no encuentro los errores ortográficos y agradecería su señalamiento puntual, en la medida en que si no los identifico es porque nisiquiera sé que los cometo.
Como acertadamente apuntan Juan, Vicente y Nahual, el texto sólo intenta ser una confesión, una sincera descripción de este momento.
Para Leo, sólo pedirte que no dudes tanto, creeme cuando te digo que la quiero, creeme también cuando te digo que me voy con la gente secilla. Si bien es cierto que lo robo a Neruda, también es cierto que lo robo con toda su intención y valga esto también como respuesta a la ortografía fallida que identifica Juan Pablo. Me siento --y espero no decepcionarte-- completamente satisfecho con lo que ahora soy, pienso y siento. Entiendo que puede no ser definitivo, pero lo encuentro absolutamente suficiente. Si te duele saber que hayu quienes no queremos ser poetas, creeme también que no es tan malo, y creeme también que ser poesía puede(énfasis añadido)ser también una mejor experiencia. Si los poetas crean y son grandes, qué bueno, pero qué mejor vivir esa poesía porque la creas a diario en tu vida. Creeme, en verdad, que resulta maravilloso respirar, hablar, beber, extrañar, amar, desear... cuando se es poesía.

 
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