07 diciembre, 2006

Epílogo

Terminada la cena se levantó de la mesa, fue hacia donde estaba el pequeño y poniendo una mano sobre su hombro le dijo: "Ven conmigo".

Entraron a un cuarto el muchacho de verde y el pequeño. El muchacho de verde cerró la puerta, dio vuelta a la llave del cerrojo y dijo: "Desnúdate". El niño comenzó a quitarse sus harapos. Para cuando había terminado, el muchaho de verde estaba sentado en una silla, aunque ahora sólo era un muchacho: para esa parte el sombrero, la casaca, el cinturón con la espada, las mallas amarillas y las zapatillas que hasta hace poco traía puestas estaban tiradas en el piso.

Con un gesto invisible el muchacho dijo al pequeño que se acercara; con otro, que se pusiera de rodillas delante de él; y con otro, que abriera la boca grande.

El niño estaba realmente perdido. Quiso tener un pensamiento feliz: imposible.

Con una mano bajo la falda y sus alitas revoloteando perturbadas, un hada, observaba.

El muchacho sonreía. No se dio cuenta cuando su sombra salió del cuarto llorando de rabia.

4 comentarios:

Matizz dijo...

rabia...
eso fue lo que me transmitio...y a mi sombra?
infinita tristeza.

wow que forma de escribir.

NAHUAL INSANE48 dijo...

Siempre es un deleite la manera en la que juegan tus estructuras en la mente jako, en esta ocasión en especial, me dio terror y franco coraje lo que plasmas, no por el como , mas bien por la idea y la toma de conciencia en estos temas es de vital importancia.

Agradezco mucho la reflexión hermano, un abrazo y mucha vibra positiva!

Anónimo dijo...

de link en link llegue aqui...
que fuerte... el relato.. pero que manera de decirlo!

superb!

Anónimo dijo...

Me parece un texto fuerte, impregnado de un realismo mágico que desafortunadamente me evoca situaciones cotidianas y noticias en páginas perdidas de cualquier diario.

Y es así como estos personajes gozan o sufren de un anonimato cruel que ahoga y entierra las virtudes y los vicios del hombre (incluida el hada).

Un texto que debe ser leído entrelineas y releido simbólicamente.

A mi juicio, nadie se salva en este texto (y tal vez también en la vida real), y la aparente "salvación" pasa a ser un ciclo de vencedores y vencidos en donde la inocencia salió huyendo derrotada, incapáz de comprender que el hombre es el lobo de si mismo.

Aunque la temática es dura, el texto lo disfrute.

Saludos!

 
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