16 octubre, 2007

Simpatía por Dios


En el silencio se narran historias, que tienen eco en la eternidad…
Hundo mis pensamientos de entre la vorágine social
Me sostengo del silencio para escuchar.

…padeceré de hambre… en tanto degusto teorías, me embriago de axiomas, sorbo el conocimiento, saboreo cada palabra que brinde sabiduría… en tanto viva de mis ideales.

Casi místico, casi tangible, casi vivo, casi muerto.

Vibraciones armónicas, pulsiones ordenadas, vida en plenitud.

Verbo que hace silencio y revolución
Acto vehemente en la praxis humana
Sintonía que al espíritu armoniza.
Gracias J.P. por la charla, continuemos el debate. -nahual insane-

8 comentarios:

Juan Pablo dijo...

Estimadísimo Nahual:

Iré calmo y amplio, en este invierno que corta la socialización del espacio que llamábamos (¿seguimos haciéndolo?) nuestro.

La figura del silencio es simplemente indispensable: sin duda ahí se encuentra el origen de la experiencia misma de lo "meta". La historia que narra el silencio, creo, es la historia de lo no-narrado, y por ello, de lo cada vez menos asimilado. El silencio como postergación y escape del "barullo", pero más como el momento de la interlocución real. El silencio como el ámbito del espíritu, la casa íntima. Silencio-soledad podría yo decir desde mi propia experiencia: ambas experiencias internándose en el yo-que-se-habla, en un procedimiento de desgarre del yo de la lógica del aquí-ahora.

Segundo párrafo: me suena casi a Salmodia, a una especie de fijación del camino. Lo que sigue me parece el centro del Todo ("literalmente", si es que eso es posible): la memoria junto con la experiencia que abanona la sensibilidad —al menos, no hay vestigios de sentido—, el "sentir" convertido o trasladado al mundo de lo trascendental y que, no obstante, no es capaz de salir de uno mismo y, quedándose donde lo hace, termina por sólo "inducir" un "allá", casi como señalando un espacio poco conocido.

El final me parece tan utópico como complicado. No me agrada la palabra "revolución", la encuentro demasiado cercana al hombre, demasiado encajada en una lógica de soluciones inmediatistas. No obstante, creo confirmar contigo la lógica que se permea, gracias a la última línea. ¿Un poco irónica?: ¿cuál armonía? Aquí sí decidí irme hacia un juego de lenguaje que quizá no es el tuyo: una armonía que en nada supone la quietud casi manseba de quien ya reposa, sino la armonía de la cinética de una vida que se ha encontrado con lo que tú.

Sea como sea, respaldo la postura, así como la celebro.

Saludos. JP.

Anónimo dijo...

Dicen los que saben, que nacemos para aprender a callar y silenciar. Si nuestra peregrinación es desde esta perspectiva, entonces para que callamos? que es lo que tenemos que oír? Seguro que no todo esta dicho, y lo aún por decir ya esta dicho? entonces que es lo que tenemos que oír mi buen y estimado hermano?


Porque así es nuestra existencia de aquellos que intentamos oír lo inefable, la palabra que nunca puede ser pronunciada ni oída por los sentidos. A veces muerto en vida y a veces vivo muerto.
De hecho en cierto modo es clara la intuición , porque para aprender a oír tenemos que pasar el hambre, el ayuno del pensamiento, de la formulación, casi mágica y autónoma, de estar constantemente buscando conclusiones, deducir las causas de todo lo que se pueda efectuar, ver el motivo para dominar sus consecuencias.
Por eso me quedo mejor, con la armonía invisible, inaudita, imperene, absoluta, radical que pueda surgir de la sintonía que armoniza el espíritu, y lo digo de un modo sincero y honesto.

Ro.

Vicente Navarro dijo...

Me quedo con el siguente fragmento:

...padeceré de hambre… en tanto degusto teorías, me embriago de axiomas, sorbo el conocimiento, saboreo cada palabra que brinde sabiduría… en tanto viva de mis ideales.

Y aunque me quedo con esto, no puedo dejar de pensar en aquellos que no pueden dar una opinión sin recurrir a la cita de algún autor, al cliché o al cantinfleo disfrazado de erudición... ¡Qué pena me dan! (¿Me doy?)

Al final, creo que coincidimos en que el fin es el mismo: La
Sabiduría. Sin embargo, yo, en lugar de empacharme de "conocimiento", prefiero pensar.

(Como te dije, quiero salir de ese templo de cristal.)

¡Un fuerte abrazo, carnalito!

V.N.

Juan Pablo dijo...

Vicente:

Disculpa mi ignorancia. ¿Contra quién va dirigido el madrazo de los áutores y cantinfleos?...

Saludos. Jp.

Vicente Navarro dijo...

aaajajajajaja!!!

No es madrazo, mi queridísmo carnal. Sólo algo que se me ocurrió. Y en el caso de que hubiera una dedicatoria, sería dirigida a mí mismo.

En serio, ese comentario no llevaba destinatario.

V.N.

Anónimo dijo...

Padeceré de hambre hasta que te vuelva a comer a besos.

=*

NAHUAL INSANE48 dijo...

Para =), gracias por la broma!

Anónimo dijo...

No es Broma lo dije en serio, en fin a pesar que eres sabio eres un incrédulo

 
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