19 enero, 2007

Caminos y Caminantes: Dos Lenguas

Provoca una sensación de corazón abierto, hija de la exageración haciendo implosión en el vértigo de las imágenes y sonidos. Corazón abierto. Abierto. Exagera mientras ríe y llora, Garrick de gloria y destrono, desmantelado ante la lágrima esbelta y subterránea que corre mientras canta, abrazado al mástil incólume de la percepción. Si lo observas, observas cómo la aorta, incendiándose, vierte el sentimiento, irradiándolo. Eso es. Corazón abierto. Así le llaman, mas nadie dice jamás palabra. Se dice con el silencio de las letras.


*

No se dice a voz en cuello, se guarda. Así ha sido siempre, siempre será. Luces inermes tomando vida en la sacralidad del campanario. Consiente en la furia del sentido el pretexto de ser contraparte, músculo de fragilidad, fermentado en los ardides de lugares y tiempos, corrosión meta. Desgarre de mente. Abierto el cielo habla de ideas, hablando de un corazón abierto. Abrir experimentado y protegido, buscado y menguado entre las dimensiones y las noches tan varias de varios pretextos. Pretextar desgarros. Desgarrar entre pretextos los hilos de la seda blanca y fina, misteriosa y prometida de perennidad, misterioso artículo de fe velado por la superación, la caducidad.

*


Háblame entrecortando en mi respirar dos suspiros, uno que exhale y otro que espere animado de solicitud. Habla y, mientras hablas, deshebra la seda blanca y fina del pretexto, convierta tu aullido la tela en manta y la manta en ciervo, y sean ambos pesebre y alimento. Dicen de ti que eres corazón abierto. Abierto porque abrazas, porque ríes mientras lloras en el teatro de la implosión que se funde en tu dulce veneno. Y mientras hablas mírate a los ojos, ésos insensatos y perdidos, ventanales espectros del color, miríada utopía fantástica real, real como mis suspiros; irreal como que evaporas tus sopores si te tocan manchando tu desnuda piel.

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Deslinda desde la desértica frialdad el campo de rosas prometido, real si te quedas utopía, irreal si quedo asido, enfermo y verborrágico, maniaco en la cascada del ímpetu de ser tú consumiendo la tierra entre mis pies. Asiente tu perfección mi ansiosa finitud, levante mis fuegos, arranque pronto la instrucción entre el pretexto de salir y la certeza de más no entrar. Pues es de ti de quien dicen se marchó y me arrebató, levantándome en la suspensión contemplativa de mí y mi estar. Bendita tu condición de ser en el mundo alimentando esa mentira, burlando tu posesión, hilando sedas blancas sin cobijo ni portal ni mordaza de pan, desnudando las verdades, mostrándolas sin compasión. Te hablan y en silencio no reculas ni accedes: muestras tu pasión.

* * *


Dijo Henri-Levy de sí mismo ser hijo bastardo, política condición, caído en el mundo peor del hombre en sociedad. Digo yo haber abierto como un parto la lengua y el corazón, partiendo saliva y sangre, comulgándolas sin mezclar. De los pretextos quedo prendado para aniquilarlos silenciando el diapasón. En el desierto de Zaratustra, en el campo de flores de Rembrandt, forajido y misionero, patriota y saeta salpicada de emoción. Dicen los hombres que recuerdan Babel, sus muros pintados tornasol y sus escalinatas sin final, yo recuerdo dos lenguas, atadas y sinceras, hermanadas en el beatífico don de luchar. Su celo te reduce y arrodilla, eres cepo y discrepancia envuelta de realidad, mancilla tus palmas cubriendo tu saliva de un negro con el cual comiences a pintar. Trazos y formas. Formas para sentir y pensar. Ambas besan con la explosión que nace en el centro del mar, donde las olas son bravías cuando no se ven, que te asfixian y te besan en la profundidad salina del mundo al que no perteneces, te conviertes en subterfugio, en dicha oculta junto a sirenas, en memoria en arranque, en progresión, en creación mental. Y todo resuelve y simplifica. Trazos y formas, sentir y pensar. Sentir la mañana y el aire que acaricia tus manos ocultas, pensar la mañana, encontrarla hermosa por efímera, por silenciosa, convertir de los ángeles sus alas en algo más que ilusión, reducir la emoción a dato, cuestionar las alas, creer por convicción. Corazón abierto y contraparte, pretexto que desnuda tu piel, pretexto muerto, dicha fiel.

Lenguas tantas son que aprietan convulsionando, lenguas tan pocas que se aniden y renazcan. Lenguas somos, hasta que un día los dioses decidan recular.


Aranda, 19 de enero de 2007.

3 comentarios:

NAHUAL INSANE48 dijo...

Juguetona situación en la que se descubre la contraparte, interesante concepción de una realidad parte de su dulce subjetividad.
“se dice con el silencio de las letras”, ilusión fantástica que nos podría acercar más al sentido esencial de tantas cosas en este mundo, esta oración para mi adquiere su plenitud en el terreno que dejan de ser letras.

Gracias hermano, por regresar al bourdel ,y por estos trozos de viajes magicos!!!

Un abrazo!!!

Anónimo dijo...

Es un gusto verte de nuevo por aqui y poder compartir este espacio contigo, hermano...

Sobre el texto... ejem... deja leerlo unas
895648976686784 x 10^20 veces más y... este... lo comento... ejem...chale... un abrazo.

Nando del Real dijo...

"Lenguas somos hasta que un día los dioses decidan recular". Una pequeña historia en una línea...exquisitamente trágica.

Respecto a los rostros, somos lo que escribimos, no crees?

 
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