30 octubre, 2006

Extraña Obscura

(o de la pasión inquieta)



furiosa y salvaje
tu mirada se presenta
iracunda y excitante
la manera en que lo intentas

concentrada y redundante
tu farsa de musa ajena
deslumbrante y ataviada negra
me asalta tu pasión envuelta

¿ a dónde vas si no me tienes?
¿ por qué te alejas si aún no me besas?

esperaré el momento en que vuelvas
el instante justo en que esa puerta sea pasado
y el presente sea tú y yo
revolviendo nuestras letras



Leo Cerezo

2 comentarios:

NAHUAL INSANE48 dijo...

Juguetón y dinámico es tu texto que envuelve al sentimiento, antes ya nombrado, la pasión, curioso circo del duelo entre dos vistas, con tinte egocéntrico como no se pudo de otro modo ante el espectador.

Me agradó mucho leo, podría decir que este lo veo mas puro.

Gracias!!!

Juan Pablo dijo...

Gran paradoja la de quien espera: mientras se funde con una soledad cuyos besos queman, echa un vistazo a la ventana, como la promesa de la fuga. La espera del amor requiere la conceptualización previa del mismo, no plantea que el amor sea susceptible a categorizaciones cuasi cientificistas ni mucho menos, pero el conocimiento del amor, de alguna manera, epistemológico, es el punto de apoyo de la espera por el amor. Esperamos porque creemos -tenemos fe- en ese chispazo que nos vuelva a desequilibrar, que nos saque de donde estamos "cómodamente dolidos". La pregunta de por qué se esconde me parece central, en el sentido de que dicha pregunta sólo podría ser planteada de una forma lúdica: sólo quien se ríe de sí mismo podría hacer semejante pregunta, observando que el espectro en el cual nos movemos "en" la soledad es, en sí mismo, una instancia de amor.

 
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